Uno de los proverbios más conocidos es aquel que reza: “El ojo del amo engorda el ganado” y normalmente lo aplicamos para las personas que tienen empresas y deben cuidar que los empleados trabajen, pues si no están mirandolos, supuestamente los empleados no trabajarán como deben.

Ese mismo proverbio bíblico debemos aplicarlo a nuestras vidas personales. Cada uno de nosotros debe cuidar lo que nos pagan, pues lastimosamente existen muchas personas que tratan de aprovecharse de los demás, y también debemos recordar que existen errores en los procesos.

Ayer hablaba con una cuñada mía, que es enfermera (Registered Nurse) en otra provincia canadiense y ella me decía que tuvo una conversación con una colega suya, al respecto de salarios y los diferentes grados profesionales que existen en ese sector.

Esta conversación la tuvieron a causa que mi cuñada comenzó a analizar el documento que le entregan con cada pago de salarios. Ella comenzó a prestar atención a los ingresos y los descuentos, el salario por hora, la cantidad de horas pagadas, monto de impuestos federales y provinciales, aporte jubilatorio, seguro de desempleo y otros.

Siendo que ella tiene más estudios realizados que la otra persona, y viendo que ambas estaban ganando el mismo salario, mi cuñada fue a conversar con su jefa. Esta hizo las averiguaciones correspondientes y la administración del hospital confirmó que el salario debia ser más elevado.

La buena noticia de todo esto es: le harán un pago retroactivo de los cuatro últimos años. ¡Fabuloso!

Sin saber de cuanto dinero se trata, estoy asumiendo que será un buen monto de dinero y me pone feliz por ella.

Mi esposa es la persona encargada del pago de salarios de una empresa con aproximadamente 250 empleados y ella me comenta que la mayoría de la gente no revisa sus talones de pago. Los reciben y quizás incluso sin abrirlos los rompen y los tiran al basurero.

Usted me dirá si usted conoce cual es su salario, cuanto dinero le descuentan a cada vez y en que conceptos. Si no sabe esto, le recomiendo que comience a averiguarlo, pues recuerde: “el ojo del amo engorda el ganado”.